Hemos sido testigos de lo maravilloso que puede ser para nosotros la tecnología junto con la inteligencia artificial (IA). También, de cómo esta revolución se integra a casi todos los aspectos de nuestras empresas sin importar el sector.
Pero ¿Cómo podemos asegurar que la integración de la IA traerá consigo el cambio que queremos? ¿Estamos listos para integrar la IA en nuestras empresas?
Pues bien, la IA permite recolectar información de los consumidores, que a su vez podrían ser usadas para campañas de marketing o publicidad. Y esto es algo buenísimo, por qué permite diseñar y personalizar el contenido para atraer y retener clientes, todo con un sentido de mejorar la experiencia de usuario, convirtiendo las ofertas aún más atractivas.
Sin embargo, diseñar e implementar productos dirigidos a la IA es una tarea que implica recopilar cantidades infinitas de datos, y a su vez, respetar el derecho a la privacidad.
Por ende, sí el atractivo de venta de nuestro producto está potenciado por la IA, no cabe dudas que estamos haciendo las cosas mal. La IA puede ser un poderoso facilitador, pero no es un fin en sí mismo.
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Esta tecnología puede abrir las puertas a una infinidad de posibilidades para innovar y crear experiencias digitales que nunca pensábamos tener. Así que la IA no se trata de emplazarlo y convertirlo más personalizado, sino que también es indispensable diseñar los productos en torno a las capacidades que hoy en día nos brinda la tecnología.
Entonces ¿Estamos listos para implementar la IA?
La inteligencia artificial va más allá de ser una innovación tecnológica poderosa y emocionante. Puede que a la fecha estemos ante la revolución más grande del siglo.
Sin embargo, la cuestión aquí es de mantener la parcialidad, seguridad y equidad, por lo que las oportunidades y consecuencias deben evaluarse de manera objetiva. Y dado en que cobrará vida y cambiará al mundo a partir del ámbito empresarial, debemos asegurarnos de que estamos logrando un correcto equilibrio, desde una manera holística junto a una perspectiva más humana.
Entonces, ante la pregunta inicial, todo radica en un sí condicional. Primero, en el que es de vital importancia utilizar esta tecnología para ayudar a aumentar la capacidad de trabajo y segundo garantizar la privacidad de nuestros consumidores.
Por lo tanto, frente a esa premisa, estaríamos listos para una transformación a otro nivel.